De patitas en la calle.
n nuestra habitual sección “Economía de Bolsillo” damos cuenta de las dificultades económicas por las que atraviesan las familias españolas, las causas de la depresión y sus posibles soluciones. Desde estas mismas páginas queremos dar noticia también de cómo la acusan nuestras mascotas. Si las familias sufren una situación de agobio económico, las mascotas, que son integrantes de esa familia, no pueden ser ajenos a los recortes de gastos a los que se ven obligados los hogares españoles.
El número de mascotas abandonadas es un indicador fiable sobre esta situación. Todas las sociedades protectoras de animales reconocen que se encuentran desbordadas por afluencia masiva de animales, que supera con mucho el goteo continuo de abandonos que se daba en los años anteriores a la crisis.
A las habituales causas de abandono, como es la compra compulsiva de un cachorro que luego se convierte en un estorbo, en estos momentos se añaden otras motivaciones de raíz económica, como son la pérdida de ingresos en los hogares, los costes crecientes de la alimentación y de los tratamientos médicos o la simple necesidad de cambiar de casa o de ciudad en busca de trabajo.
La solidaridad social que los dirigentes políticos reclaman ante esta grave situación no admite excepciones. Debemos aplicarla también a quienes son los mejores amigos del hombre. Las mascotas no deben ser uno de los colectivos que paguen en exclusiva los efectos de una crisis. Ellas han sido, precisamente, los que nos han acompañado en los momentos felices.
Ángel de Uña y Villamediana
Periodista
Nos interesa su opinión.
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