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Desde el 2007 en el barrio de la Bordeta, en Lérida, los vecinos están en alerta máxima ante el hallazgo de varios perros intoxicados. Es por eso por lo que una protectora de animales de la zona, Lydia Argilés, ha decidido tomar cartas en el asunto y denunciar a los Mossos d’Esquadra un posible envenenamiento de perros en el barrio, donde en las últimas semanas se han registrado dos muertes de canes en extrañas circunstancias. Los primeros perros encontrados presentaban síntomas de una aparente gastroenteritis, y por eso los vecinos no denunciaron los hechos. Pero hablando entre ellos fueron relacionando casos parecidos con otros vecinos de la misma zona y llegaron a la conclusión de que era mucha casualidad que los perros enfermasen en las mismas circunstancias. Ahora hay más de 20 casos. De hecho, en agosto, hubo al menos dos envenenamientos más. Se dio la circunstancia de que uno de los perros fallecidos nunca salía de su casa, porque es un finca grande, por lo que el veneno debió de ser introducido en la parcela, mientras que el otro pertenecía a un vecino del barrio al que hace un año se le había muerto otro de sus perros por la misma causa. Dos voluntarios de la protectora llevan la cuenta de las denuncias presentadas hasta el momento y siguen de cerca las investigaciones. Eva, una de ellas, afirma que la forma de matar a los perros ha variado desde 2007. «En estos dos últimos años ha cambiado el veneno. Ahora es menos agresivo, aunque mata igual. En 2007 los perros fallecían en el acto. Ahora el veneno es más lento. Les provoca gastroenteritis severa y fallecen más tarde y de forma más dolorosa». Las sustancias utilizadas son muy diversas. Uno de los vecinos encontró pastillas dentro de su jardín, mientras que otro encontró en los descampados por los que pasea trozos de hígado de cerdo por el suelo, irresistible para los perros cazadores, y en los que se podría esconder el veneno. Numerosos perros han sufrido vómitos y descomposición, y han tenido que recibir tratamiento.
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